El difunto presidente Jung Ju-young
Chung Ju-yung (1915.11.25. ~ 2001. 3.21.)
Empresario y político de Corea del Sur. También conocido como 'Rey Presidente'. Fue el fundador y primer presidente de Hyundai Group, siendo una figura representativa de la primera generación de empresarios de Corea del Sur. En la tumultuosa historia moderna, a pesar de haber finalizado solo la escuela primaria, logró construir el gigantesco conglomerado Hyundai Group, convirtiéndose en un personaje mítico que representa el éxito personal.
Comenzando en la década de 1930 con la distribución de arroz, y pasando por la reparación de automóviles y la construcción, se convirtió en un empresario emblemático que lideró el crecimiento económico de Corea del Sur en el siglo XX. En la década de 1990, incursionó en la política, pero tras su derrota electoral, en 1998 lideró un viaje a Corea del Norte con un grupo de ganado, marcando el inicio de sus actividades como pionero en proyectos comerciales con Corea del Norte, como el turismo en el monte Kumgang, hasta su fallecimiento en 2001.
Su nombre de cortesía es 'Asan (峨山)'. Proviene del nombre de su pueblo natal en la región de Gangwon, Corea del Norte. Hoy en día, en Ulsan, existe una calle llamada Asan-ro en su honor.
Puede haber dificultades, pero no fracasos.
Creo que en la religión puede haber milagros, pero en la política y la economía no hay milagros.
Lo que los economistas llaman milagro es una excusa poco convincente para justificar la realización de algo que, según la teoría económica y las cifras, era imposible.
Sin duda, hemos logrado algo imposible desde un punto de vista teórico y académico.
Es el resultado del espíritu emprendedor, el ingenio y el esfuerzo apasionado de nuestro pueblo.
Es la fuerza del espíritu.
La convicción crea un esfuerzo indomable.
Esa es la clave del milagro.
Corea ha perdido su espíritu emprendedor, por lo que no piensa en expandirse ni por tierra ni por mar, sino que ha perdido mucho tiempo en disputas internas entre familias y hermanos dentro de este pequeño territorio.
Desde un punto de vista teórico, la economía coreana es pura imposibilidad, no hay nada que pueda funcionar. No hay capital, ni recursos, ni acumulación tecnológica para ganar una guerra económica. Esa era nuestra realidad. Sin embargo, el hecho de que nuestra industria haya llegado tan lejos se debe, a mi parecer, únicamente a la extraordinaria capacidad de nuestra gente para compensar todas nuestras carencias con creatividad, espíritu emprendedor y un sentido del deber excepcional.
El éxito o el fracaso de cualquier empresa depende del pensamiento y la actitud de quienes la llevan a cabo. Es cierto que es una gran aventura, pero sin aventura, uno se queda estancado, luego se retrasa y luego se cae.
Es la fuerza del espíritu. La convicción puede crear un esfuerzo indomable. El espíritu emprendedor, esa fue la clave del milagro. He dedicado mi vida a la empresa, impulsado por el placer de desafiar lo que el ser humano define como límites y lograrlos. Y sigo desafiando hoy.
El potencial humano es infinito. Este potencial humano infinito promete infinitas posibilidades a todos.
Para cualquiera, para cualquier cosa, lo importante es tener la actitud proactiva de aprender y hacer propio todo lo que se necesita. Es una cuestión de actitud proactiva, de expandir las pequeñas experiencias hasta convertirlas en una gran realidad. Nunca he dudado en ello. Si uno tiene una firme convicción en un objetivo y se esfuerza por él, cualquiera puede hacer cualquier cosa. Cualquiera puede hacerlo.
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